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Temor en la diplomacia al ‘pequeño dictador’ Albares: “corta cabezas a interés y capricho de Sánchez”

El episodio de la destitución del embajador en Corea del Sur justo tres semanas después de reunirse con Ayuso genera malestar entre los diplomáticos con el ministro “por actuar arbitrariamente y sólo al interés del sanchismo”

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel AlbaresCarlos Lujan

Enrique Martínez Olmos

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Llámenlo casualidad o llámenlo sanchismo, pero lo cierto es que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha vuelto a incendiar la diplomacia española al destituir al embajador en Corea del Sur, Guillermo Kirkpatrick, justo tres semanas después de que se reuniese con la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en su viaje al país asiático, según el Gobierno sin pedir autorización a sus superiores.

José Manuel Albares ha decidido cortar la cabeza al embajador en Corea del Sur tras su foto con Ayuso, aspecto que en la carrera diplomática se ha visto como una represalia y sobre todo un aviso a navegantes: que nadie en el cuerpo diplomático ayude a la presidenta de Madrid en futuros viajes internacionales. La diplomacia al servicio de la campaña sanchista contra Ayuso.

El ministerio de José Manuel Albares tiene una orden no escrita pero que todos saben que es no dar ningún margen de apoyo a Isabel Díaz Ayuso. Para muestra, cuando la presidenta madrileña fue de viaje a Washington y tuvo un total vacío diplomático. El embajador no la recibió y la embajadora de la OEA, la ministra socialista dimitida por sospechas de plagio, Carmen Montón, desapareció. Pero el embajador en Corea del Sur, Guillermo Kirkpatrick, rompió esta disciplina y le ha costado el puesto.

José Manuel Albares se defiende y niega la purga

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ante la información de la destitución del embajador en Corea del Sur y de los nombramientos de otros embajadores que muchos ven como un capricho del sanchismo, se ha defendido con el argumento de que “se busca siempre elegir a los mejores para el puesto y a quienes se cesa, no se quedan en la calle”.

José Manuel Albares ha dejado claro al cuerpo diplomático que quien manda es él, puesto que "el nombramiento de embajadores es potestad del Consejo de Ministros". "Intentamos encontrar siempre a las mejores personas para una misión determinada y que en estos nombramientos, por supuesto, hacemos abstracción completamente de sus ideas políticas", defiende el ministro de Exteriores. Pues el caso del embajador en Corea del Sur, Guillermo Kirkpatrick, no invita a pensar eso.

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