La tramposa “criminalización” de Abascal

Santiago Abascal, este miércoles en el Congreso de los Diputados.
Bildu, al lado de Pedro Sánchez, ya ha entrado en La Moncloa. Los filoetarras, sin pedir perdón por los crímenes terroristas, han sido normalizados hasta el punto de ser socios preferentes del Gobierno. Igual pasó con la ultra izquierda comunista, con quien este mandamás socialista no tuvo inconveniente de coaligarse con Pablo Iglesias y su Podemos cuando los necesitó para conformar una mayoría gubernamental, al igual que lo hace con Sumar. Frankenstein 1 y, ahora, plus, del brazo del independentismo supremacista que dio un golpe en Cataluña contra la Constitución, no merece reproche alguno. A la izquierda del PP de Alberto Núñez Feijóo, todo son partidos idílicos que se mueven en el marco democrático mas puro.
Ahora bien, “las derechas”, si pactan, eso es inaceptable políticamente. Si a populares y Vox se les ocurre hacer un acuerdo arde Troya. La España xenófoba y machista se abre paso. Las piedras de nuestro edificio constitucional se tambalean. Las izquierdas y sus equipos mediáticos se sincronizan y se ponen de guardia.
Santiago Abascal, aquel joven de Nuevas Generaciones al que ETA le hacía ir con guardaespaldas desde que tenía 16 años, es un peligro para nuestras libertades. Discrepo de muchas cosas de Vox, pero pongo la mano en el fuego por su líder, al que conozco desde hace mucho. Que yo sepa, los de Abascal son una formación política que respeta la Constitución, con la que se puede o no estar de acuerdo, aunque nunca tratar de inhabilitar socialmente a un partido, el tercero más votado en nuestro país, al que respaldan más de tres millones de personas. La criminalización de Vox es meramente una estrategia de Sánchez para que no haya alternativa al sanchismo por su derecha. Inaceptable.
A. M. BEAUMONT