Sánchez ya no tiene quien le escriba

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
La fantástica novela de Gabriel García Márquez escrita en 1961 'El coronel no tiene quién le escriba' narra la historia de un veterano de guerra que espera una carta que le confirme una pensión; mientras tanto, tiene la esperanza de sobrevivir gracias a un gallo de pelea, gastando su poco dinero en la alimentación del animal. Pero lo más sublime es como termina el relato, cuando su mujer angustiada le pregunta al coronel de que van a comer si el gallo pierde, a lo que el militar le responde "mierda".
Esa es la pregunta que los socialistas deben estar haciéndose, y sin duda la respuesta que les vendrá a la cabeza, tras 'el congreso de los imputados' celebrado en Sevilla, es la descrita en la novela, ya que han unido de forma definitiva el destino del partido a la persona de Pedro Sánchez . Esa angustia se ha ido acrecentando tras las últimas revelaciones de Aldama y por eso son muchos que se preguntan estos días, que ocurrirá cuando el gallo de pelea en el que se ha convertido Pedro Sánchez, pierda el poder y pasen a la oposición, porque la contestación del coronel de la novela es premonitoria, sin duda.
Pedro Sánchez ha inventado el lenguaje de las cartas como método de ataque político con la que envío a la ciudadanía el 24 de abril de 2024, a la cual han seguido otras, pero todas con la misma finalidad: asustar a los propios militantes socialistas y los partidos que conforman la coalición que le sostiene a duras penas en el Congreso, advirtiéndoles que si él cae ya saben cual es el futuro que les espera, de igual manera que el coronel de la novela sabía que le ocurriría a su familia si el gallo de pelea perdía.
Pero hoy en día a Sánchez le van quedando menos recursos epistolares, y poco a poco va teniendo menos voceros que le escriban, puesto que lo que le quedan son simplemente militantes asustados, periodistas milicianos y socios parlamentarios en estado de pánico, que necesitan que se les envíen todos los días el argumentario de la Moncloa para poder saber como defender al Jefe, ya que cada vez se complica más la situación judicial.
Los cortafuegos van cayendo uno a uno a medida que la Justicia va llamando a los distintos actores de la corrupción socialista, pero la preocupación por el ambiente de fin de ciclo irá en aumento tras las ya previstas declaraciones de Aldama, Koldo, Ábalos, y las probables del ministro Torres, demás miembros del gobierno y del PSOE presuntamente implicados en la trama.
Esta semana que comenzamos será recordada como la semana “fantástica” de la imputación y sin duda se irá alargando durante los próximos meses, aunque intenten evitarlo como debe de interpretarse la petición de última hora de Ábalos de no acudir a declarar de forma voluntaria, o intentando negociar con Aldama a la desesperada, incluso yendo al edificio donde tiene sus oficinas como hizo Santos Cerdán para visitar a su “sastre”.
Las cartas están echadas pero ninguna es buena para Sánchez, que ya no domina el juego porque ya le van quedando menos “amigos” que quieran participar, y menos que deseen escribir a su favor. Estas deserciones se van notando en las tertulias de los medios de comunicación y en editoriales de algunos medios declaradamente sanchistas, que ya no saben cómo explicar como Aldama iba entrando y saliendo de actos socialistas o porque Ábalos fue expulsado del PSOE y no hay medidas similares contra los ministros Óscar López y Torres o el secretario de organización Santos Cerdán.
A estos tertulianos se les llenó la boca defendiendo la acción “ejemplarizadora” de Sánchez contra la sospecha de corrupción de Ábalos y ahora no saben ni pueden explicar porque no se actúa de igual manera con el resto de “presuntos”, empezando a tener verdaderos problemas de credibilidad ante la opinión pública. Por eso temen que sus empresas empiecen a girar de rumbo a medida que los procedimientos judiciales avancen y no sepan cómo explicar porque se les llenó la boca defendiendo la acción “ejemplarizadora” de Sánchez contra la sospecha de corrupción de Ábalos y ahora no denuncian la distinta vara de medir con el resto de “presuntos”.
El coronel protagonista de las novela de García Márquez sabía perfectamente como termina el huir hacia adelante sin rumbo, y lo que existe al final de la huida, por eso los socialistas que cantaban la internacional puño en alto en su congreso de Sevilla no deben de olvidar que les espera tras la caída de su “gallo de pelea”, porque a Sánchez cada vez hay menos ciudadanos que le escriban y solo le va quedando lo que se escribe en los juzgados.