Baja laboral: no significa lo mismo para un asalariado que para un autónomo

Una médica de un centro médico de la Comunidad de Madrid.
El jardín de las bajas laborales es terrible. Miedo me da comenzar a escribir. Sensibilidades a flor de piel. Ofendidos por doquier. Profesionales que minusvaloran procedimientos por desconocimiento, entre otros motivos. Pacientes que no entienden que la recuperación postoperatoria es una parte fundamental en el éxito de la cirugía. Rentistas a quienes les duele mucho una zona hasta que se enteran que lo normal en el proceso que dicen tener es que les duela otra lejana, y justo en ese momento también empieza a doler ahí. Un mundo.
Otro motivo más, son cientos, de mi admiración por los médicos de familia comprometidos, que son con quienes tratan los pacientes pendientes de esa baja. Son muchos los enfermos que reniegan de su médico de familia porque se negó a darles la baja, y a todos les pido comprensión hacia su médico: imaginen la velocidad a la que tienen que decidir ellos ante tanto paciente, personas enfermas o convalecientes en situación de vulnerabilidad, que acuden a sus consultas pidiendo una baja por múltiples motivos, diversos, y en ocasiones, sí, sin mucha lógica.
Las bajas laborales, por supuesto, dependen de la patología tratada. En el caso de las cirugías, ante la simple expresión de "intervención quirúrgica", el espectro de la agresividad del procedimiento es casi tan amplio como lo es el de los pacientes, y no tiene sentido que entremos en ello dado que nos quedaríamos a medias, o menos, en los ejemplos que tratásemos.
Un punto interesante en las bajas postoperatorias, las que más conozco, y que a los médicos nos genera menos discusión, es el pagador de ese profesional. Cuando me preguntan por el tiempo estimado de baja tras su intervención, mi respuesta a los pacientes es siempre parecida en una de las partes. Y es que, curiosamente también depende del régimen laboral del paciente. Los autónomos que acuden a mi consulta tienen bajas mucho más cortas, de horas, a veces. Ante idénticos procedimientos quirúrgicos, con igual resultado funcional a tres meses, los asalariados suelen tener bajas laborales mucho (bueno, mucho no, muchísimo) más largas. Demagogias las justas, por favor. Aquí nadie quiere mandar a trabajar a alguien convaleciente de una cirugía. Pero lo que acabo de describir, son hechos de los que puedo opinar con la tranquilidad que dan casi veinte años de ejercicio de la medicina.
Recuerdo con especial cariño y sorpresa un paciente, carpintero de profesión, que dirigía su pequeño taller, tan pequeño que catalogarlo de pyme parece excesivo, quien se puso a trabajar una semana tras un reimplante de pulgar. Concretamente dos días tras el alta hospitalaria, tras haberse amputado y reimplantado un dedo tan importante como el pulgar. Quería volver al taller, con la férula y el inmenso riesgo que suponía para el pulgar. Me aseguró que yo podía estar tranquilo, ya que él no manipularía en las siguientes semanas ninguna herramienta ni se quitaría el cabestrillo, pero quería empezar a recibir pedidos y hablar con proveedores, porque si no, el negocio una semana más parado, se le hundiría. Miserias de nuestro sistema. Felizmente fue todo bien; no sé qué pasó con su negocio a largo plazo, solo sé que él trabajó una semana tras un reimplante del pulgar y ese dedo no dio problemas ni requirió reintervenciones jamás.
No es necesario pasar muchas consultas para comprobar tristemente como el compromiso de todos por nuestro sistema de bienestar se ha esfumado. Literalmente. No traten de buscarlo. Y parece que nuestro país lo aguanta todo. Si les revienta no ya la ley D'Hont, sino tanto y tanto coche oficial o la movilización de enormes recursos públicos ante cualquier cuestión menor, "de estado", le dicen a menudo, no miren por favor a quienes estando de baja por un dolor tan incapacitante de rodillas que les impide trabajar, juegan al fútbol con total soltura (no es el mejor deporte para la rehabilitación, eso seguro) o los que guardan unas muletas en el maletero y solo las utilizan cuando entran a los centros sanitarios.
Muy lejos del asunto de las bajas laborales, hablando de permisos, recientemente me he enterado que disponemos de un montón de días no remunerados por hijo menor de ocho años, y hasta cinco días remunerados por nacimiento de un sobrino. Recientemente, sí, no leo mucho el BOE. Francamente, mi sensación, es que se quiere, desde algún organismo regulador, que no trabajemos.
Ni cojo esos días, ni una hora, tras el nacimiento de mi sobrino. Y sé que a un familiar de primer grado no le enfada que vaya a trabajar, pese a las intervenciones quirúrgicas a las que se ha sometido con anestesia general y en régimen de hospitalización. No estoy más comprometido que nadie con mi trabajo. Y felizmente mi familia no me quiere menos que a otras personas. Sencillamente, no he creído necesarios esos días libres, y siempre los cogería si así lo fuesen. Pero (cuanto odio esta conjunción: como diría RR Martin, todo lo que se dice antes de un pero realmente no importa) me llama mucho la atención que tanta y tanta gente, sí los crean así: necesarios. Y mucha más, diga que quien no lo hace, quien no dispone de ellos, es tonto.
“Mi hijo de 26 años se ha operado de un quiste en un dedo: ponga por favor que necesita reposo domiciliario y acompañamiento”. Pienso en nuestros abuelos y se cae el alma a los pies.
Reforma, ya
Volviendo a las bajas laborales, meollo importante de este asunto, la reflexión que quiero transmitir es que, asumiendo que los años del ‘buenismo’ llegaron a su fin y que venimos de tiempos fáciles a finales del siglo XX que nos han hecho frágiles para los tiempos complejos que vivimos, toca una reforma importante de la regulación de estas bajas laborales. No sé cómo se regularía esto, desconozco la capacidad de los inspectores de trabajo para solicitarlo, tanto como soy ajeno a cualquier aspecto técnico que no sea propio de un quirófano de cirugía plástica. Pero siento que sí es necesario. Pese a quien pese. Aprovechando que, curiosamente, los sindicatos llevan años sin convocar tantas y necesarias huelgas y manifestaciones para reivindicar los derechos laborales de todos, el gobierno central dispone de un ambiente favorable en el que pactar los acuerdos necesarios con todas las partes.
Tampoco creo que al autónomo le vaya a cambiar gran cosa.