Una legislatura secuestrada

El pasado 16 de noviembre Pedro Sánchez fue investido presidente del gobierno con 179 votos a favor y 171 votos en contra. Transcurrido un año se están cumpliendo los más negros presagios que se hicieron sobre como iba a desarrollarse la legislatura.

Fue todo un esperpento ver como cada uno de los votos de los socios que conformaban la nueva mayoría sanchista en el Congreso iban exigiendo un precio, pero lo más grave es comprobar como se han ido pagando durante estos 365 días y una semana que llevamos de legislatura.

Estamos ante un gobierno secuestrado que a su vez secuestra a la cámara baja y esquiva a la cámara alta. Lo hemos podido comprobar en la agónica votación del lunes 18 de noviembre en la comisión de hacienda, en la que la foto de la diputada alicantina Patricia Blanquer con las manos juntas en actitud de súplica a los diputados de ERC es el resumen más evidente no solamente de dicho día sino del año de legislatura.

Pero no solamente existe un secuestro de la legislatura por la política de exigencia de los socios al gobierno, sino que la legislatura está también secuestrada por lo que pueden declarar presuntos delincuentes, delincuentes confesos o delincuentes condenados. Esos frentes son los que atenazan a un gobierno que ya no puede gobernar sino simplemente pagar un precio cada vez más humillante por simplemente estar en la Moncloa.

El ministro de Justicia tiene que insultar a los jueces para contentar a los delincuentes perseguidos por la Justicia cuyos votos son necesarios en el Congreso. El ministro Marlaska tiene que acordar medidas penitenciarias, retorciendo la legislación, para satisfacer a los socios de Bildu, que tienen como único objetivo la libertad de los terroristas condenados. También la ministra de defensa Margarita Robles ha tenido que desmantelar el CNI para contentar a los condenados por graves delitos por el golpe de estado del 1 de octubre en Cataluña.

Podría continuar con los pagos que están realizando cada uno de los ministerios, pero este secuestro político lo puso de manifiesto de forma muy gráfica el secretario de organización del PSOE Santos Cerdán, que afirmó el jueves pasado que un “presunto delincuente no puede marcar la agenda política” refiriéndose a las declaraciones de Aldama que reconoció mordidas pagadas a dirigentes del gobierno socialista. Frase que evidentemente desvela el subconsciente de este negociador con delincuentes perseguidos por la Justicia tanto en Waterloo como en Suiza.

Víctor de Aldama pone en riesgo de colapso la legislatura

La legislatura entra en colapso cada vez que habla un delincuente confeso, un presunto delincuente o un delincuente condenado. Aldama ha hablado y la Justicia le ha dado credibilidad y seguramente seguirá hablando, ya que irá dosificando sus revelaciones a medida que los dirigentes socialistas vayan respondiendo, ya se anuncian novedades para los próximos días, sin contar con las averiguaciones de la UCO.

Hay que destacar que el Juzgado habrá tenido en cuenta para dar credibilidad a las declaraciones de Aldama dos hechos fundamentales como son el tiroteo que sufrió su coche y el hecho que un preso le amenazara en prisión con la frase: "Te voy a chutar y no vas a declarar", justo después de solicitar acudir voluntariamente al Juzgado. Hechos que recuerdan a la escena de la cabeza de caballo cortada y puesta en la cama en la magnífica película 'El Padrino' y que describe los avisos que utilizaba la mafia como intimidación.

Pero a esta grave situación hay que añadir otros avisos que paulatinamente va recibiendo el gobierno de Sánchez de otros delincuentes. Me refiero al tweet de Puigdemont acusando a Salvador Illa de no reunirse con él como con el resto de presidentes de la Generalitat de Cataluña que motivó una rápida invitación a una recepción en Bruselas que fue despreciada por el prófugo. También a los avisos que Otegi va mandando de forma discreta a Marlaska para que acelere la puesta en libertad de los terroristas presos en cárceles vascas si quiere contar con los votos de sus diputados.

Así pues Aldama, Otegi y Puigdemont, sin perjuicio que se añadan Koldo y Ábalos, van marcando la agenda política de esta investidura secuestrada. Tres personajes vinculados con hechos delictivos, lo cual es toda una humillación para todos los ciudadanos que creemos que la dignidad no puede estar supeditada a la supervivencia de una única persona: Pedro Sánchez