Mujer, madre, médica, ministra y muda

Mónica García está en el ojo del huracán tras el errejonazo. Por mucho que ella desee estar escondida. El ministro Ernest Urtasun, su compañero, seguramente para tratar de salvar a la ya irrecuperable Yolanda Díaz, ha puesto la responsabilidad de los silencios ante las denuncias por agresiones sexuales contra Íñigo Errejón, en el tejado de Más Madrid. Ha colocado a Mónica García en el paredón para que la fusilen. En Sumar y sus satélites todos corren despavoridos para que no les manche el silencio cómplice repitiendo que desconocían los hechos, aún a sabiendas de la falsedad. Pero no tienen fácil escapatoria. Todo se va sabiendo. 

Como ha dicho la exdirigente de la formación, la televisiva Tania Sánchez, no se quiso “dar importancia” puesto que se trataba de “un gran valor” político. Estamos ante un caso de hipocresía absoluto. Como Errejón era un cargo político “progresista”, casi todos prefirieron callar antes de salir a gritar, como sí lo han hecho en otras ocasiones, “Yo sí te creo”. ¿Dónde están las manifestaciones feministas estos días a favor de las mujeres que denuncian esta vez a Íñigo Errejón? La pulsión izquierdista y su doble rasero ideológico les delatan una y otra vez.

A. M. BEAUMONT