SEGURIDAD Y DEFENSA
El plan europeo de Sánchez: deuda mancomunada y acercamiento a China
El presidente español trata de extender a la UE su propio plan estratégico para construir una alternativa propia de Seguridad y Defensa. Todo ello con España siendo el segundo país que menos porcentaje de su PIB destina a este asunto. Sánchez quiere aprovechar el efecto Trump y su antieuropeísmo.

El presidente de España, Pedro Sánchez, estrecha la mano del presidente de China, Xi Jinping.
En la reciente cumbre de líderes europeos, alarmados ante el cariz que ha tomado la guerra de Ucrania tras la irrupción del presidente de EE.UU., Donald Trump, el presidente español, Pedro Sánchez, ha empezado a desplegar su plan. El mismo que pretende que haga suyo la Unión Europea. Pese al reproche de la presidenta de la Comisión, Ursula Von Der Leyen, que urgió -sin señalar directamente a España ni a su presidente y amigo Sánchez, pero a buen entendedor…- a comprometerse con el gasto en Seguridad y Defensa. Sánchez no se arredró y desplegó sus «encantos internacionales» para tratar de arrimar el ascua a su sardina.
En materia económica, sin presupuestos generales en España y con escasas perspectivas de sacarlos adelante, Sánchez trata de convencer a sus homólogos de que hay que volver a endeudarse para sacar adelante fondos destinados a construir una alternativa propia de Seguridad y Defensa: un ejército europeo propio. Es tener muchas agallas teniendo en cuenta que España es, junto con Luxemburgo, el país que menos porcentaje de su PIB destina a Seguridad y Defensa, con un 1,28%. De momento, no cuenta ni con el entusiasmo ni con la aprobación de un buen número de mandatarios. Pero él, correoso, piensa seguir adelante con su plan. Y los suyos le reafirman recordándole que tampoco nadie creyó en su famosa «excepción ibérica» y bien que salió adelante.
Además, el presidente español pretende conseguir en el supuesto de que la UE tenga su ejército y su refuerzo, una buena parte de los contratos que tendrían que ver con la flota naval. Deuda mancomunada y reparto de carga de trabajo por países. En el caso de España, carga de trabajo para los astilleros. Pretende Sánchez un negocio redondo en materia de Seguridad y Defensa, ahora que la UE está en tiempo de tribulaciones y, además, se ve forzada a hacer mudanza. Otra cuestión distinta es que le compren el plan. Pero por pedir…
En materia comercial, ahora que Trump ha anunciado la imposición de aranceles por un 25% a la UE, al presidente Sánchez le susurran que «ojo por ojo y diente por diente». Si ellos imponen aranceles, impongámosle su propia política en idéntica medida. Pero Pedro Sánchez, aún sabiendo que la política comercial se negocia en Bruselas a través de diferentes tratados y convenios, ya inició antes incluso de que Trump sacará las uñas, su propia política de acercamiento a China, a la China de Xi Jin Ping.

Pedro Sánchez pasea con Xi Jinping durante una de sus visitas a China.
Su visita reciente al gigante asiático o su promoción al vehículo eléctrico chino son pruebas de ello. Y eso que inició por libre Sánchez pretende llevarlo a una UE agitada y denostada por el estadounidense Donald Trump, con permiso de Alemania, donde van a conformar gobierno entre centro derecha y centro izquierda. En esta UE sin apenas liderazgos ni ideas, que ha vivido alegremente de la energía procedente del gas ruso barato, en Alemania y Centroeuropa, especialmente; alegremente segura gracias a la OTAN, donde quien siempre puso más fue EE.UU. y aplicó -y sigue haciéndolo- el célebre «quien paga, manda», Sánchez propone cambios considerables.
Quién sabe, en el país de los ciegos, el tuerto es rey. Está por ver si logra salirse con la suya… o incluso si cambia de opinión según se desarrollen los acontecimientos. Pero antes debería predicar con el ejemplo y no fiar a 2029 (fecha que excede su mandato) ponerse al día en materia de cuentas y aportaciones a la Seguridad y Defensa común. Ursula Von Der Leyen le mencionó el asunto, pero varios de sus homólogos amenazan con arrojarle sus contradicciones y/o déficits a la cara.