El desguace del Estado de Derecho: Derecho Penal Genital
El presidente Sánchez, subordinado a Puigdemont, se ha cargado el estado de derecho y eso lo tengo tan claro como que ahora es de día

Pedro Sánchez y Puigdemont
Vuelvo a plagiar. La mitad del título de este artículo no es mía. Es de una mujer llamada Guadalupe Sánchez y lo puede escribir sin que la hostien porque es mujer. Verán, ahora que lo escribo yo, un hombre desde que nací y la comadrona afirmó, gritando para que la oyeran fuera: ¡es un niño! De esa comadrona, doña Concha, hablo en las Memorias. Una señora de mi pueblo, que dio a luz varios miles de niños - medio Huétor Tájar, la cuna del Espárrago Rock y de las carreras de canoas en el Genil- y que andaba permanentemente cogorza, con una botella de anís Castellana en el bolso, que no me lo ha contado nadie. Yo lo vi porque desde pequeño me he fijado mucho en lo que pasaba a mi alrededor. Por eso luego trabajé como espía, mandado por Antonio Asunción y Juan Alberto Belloch.
Verán cómo ahora, que escribo yo lo del Derecho Penal Genital, me ponen de vuelta y media, me mandan a la hoguera y, desde el De Manuel hasta el último progre decrépito, me crucifican y me denuncian por odio. Saben que estoy empeñado en ir a la cárcel porque las residencias valen un cojón y parte del otro y no me sale del sitio que acabo de citar, liquidar mi casa para para costear darle sopa de sobre a un anciano cabrón - o sea yo- que ha manejado dinero a porrón, que ha decidido asuntos importantes, que ha mandado en varias cárceles y no ha sido capaz ni se ha ilusionado ni empecinado en maniobrar para apañarse un chalet en la republica dominicana y una cuenta allí para pasar la vejez con una mulata dulce, maciza y obsequiosa. Y me callo para no entrar de nuevo en lo que llaman machismo y que me sigan hostiando.
El Presidente de España, Carles Puigdemont, perdón, Sánchez, ha liquidado el Estado de Derecho. Eso es verdad como que yo estoy ahora escribiendo a la vez que paso hambre, envidio a Bukowski, sueño con mi rubia del Jaguar que me ha dejado y ansío que me lleven al talego de Ávila, al módulo de Urdangarín para apuntarme al curso de inglés para españoles y tener vis a vis sin aguantar broncas ni escenas de celos patológicos que…#mecagoentoloquesemenea. Puigdemont, perdón Sánchez, anda ahora en el Congreso intentando buscar vocabulario que sustituya a comprar tanques, aviones y fragatas. Puigdemont anda en romance con Otegui conformando Europa con dos estados nuevos.
Ayer oí una entrevista de Felipe González. Me encantó como siempre. Dicen que este hombre se ha enriquecido como presidente del gobierno. No me lo creo. Mucho más se han enriquecido otros y no han hecho ni la cuarta parte, que Felipe sacó al país de la edad de piedra y cargó con una sociedad acojonada por el 23 F. Aún no sabemos nada de su preparación y urdimiento, y cuando la historia lo aclare, no estaremos para leerlo.
El presidente Sánchez, subordinado a Puigdemont, se ha cargado el estado de derecho y eso lo tengo tan claro como que ahora es de día. Cuando aún había dinosaurios y neandertales andando por la playa del Postiguet, yo intentaba saber algo de derecho en los barracones del aeroclub de San Vicente, hoy Universidad de Alicante. Desde el principio me di cuenta de que eso del derecho es una filfa: un conjunto de normas, que deciden quienes tienen el poder, para permanecer en el mismo.
¿Alguien duda que esa es la definición válida? ¡Cojones! Déjense de verdades aprendidas y miren a su alrededor. Atienza, Asensi, Faustino Urquía, Desantes, el gilipollas de Daza (calificado desde el cariño) el cura salido de canónico Martínez Valls y más gente, hablaban de la garantía que suponía el derecho. De la seguridad de saber qué podías y qué no podías hacer porque las normas aplicadas siempre han de ser anteriores a la conducta. ¿Tengo razón? Corríjanme si es mentira.
¿Comete un delito de sedición y de malversación un tío cuyo voto te hace falta para permanecer en el sillón? Pues se quita ese delito del código y se lleva a cabo un perdón presidencial parecido al que se ha inventado “dictatortrump” para liberar a los que asaltaron el Congreso - recuerden: normas que hacen los poderosos para permanecer en el poder-.
¿No tenemos gente para votar los presupuestos generales? Prorrogamos los que hay y no pasa nada aunque la sacrosanta y machacada Constitución obligue a presentarlos. Felipe los presentó, los perdió y se fue para que ganara Aznar en aquella derrota que etiquetaron como dulce y fue un desastre.
Los vejestorios -entre los cuales me cuento forman parte del suelo del treinta por ciento que sustenta a los socialistas porque Sánchez es infinitamente maquiavélico y listo. Repite en todo momento y ocasión que la economía va como un tiro y que las pensiones están garantizadas y los viejecitos que tocan el silbato y ponen música de María del Monte en la puerta de Barcala, creen que los peperos se las van a quitar. ¡Ayyyy, señor. Llévame pronto!
Sánchez aguantará lo que le echen en la autarquía que ha montado, porque está blindado por las minorías catalanas y vascas y porque las llamadas izquierdas, podemitas y escisiones, tienen que alimentar a paniaguados que no saben nada y no quieren perder el sueldo. Ahí quería yo llegar, que soy feminista y pienso que la mujer es un ser generalmente dulce, inteligente, amoroso e imprescindible. Hijas, hermanas, nietas, sobrinas… el amor de mi vida… tengo muchas mujeres a las que adorar.
Pero también hay bichos auténticos, no me vendan las creadoras y militantes del ultra feminismo contundente -en adelante UFC- que todo mujer es un ángel bajado del cielo. Conozco a varias mujeres que han asesinado a sus hijos (también hombres cabrones, o sea iguales unos que otras). Miren la que tiró ayer mismo a dos perros desde un octavo piso. Se debió tirar ella y dejar a los perrillos en paz.
Han invertido la carga de la prueba - ojo que no comulgo con ningún agresor que yo creé en diciembre de dos mil cuatro la primera unidad de violencia de España, y no doy más detalles, pero si me los piden los daré, que aún me siguen mandado mensajes algunas de las atendidas entonces-, pero esos principios son sagrados: la igualdad, la presunción de inocencia y demostrar aquello de que se acusa. Eso cae por tierra cuando una lumbrera dice, no hay que cuestionar lo que dice la agredida porque se vulnera tal y tal y se la vícitmiza. La víctima solo dice la verdad. Ahí se abre la puerta del infierno de Dante por la que entra la seguridad jurídica echando leches.
Leo en el artículo de la letrada Guadalupe Sánchez que España “ha consagrado la desigualdad ante la ley por razón de sexo, institucionalizando la asimetría penal genital: mismo delito, pero distinto castigo en función de lo que el autor tenga entre las piernas”. Grandísima verdad. El Estado pone el ius puniendi al servicio de una ideología totalitaria, resucitando el derecho penal del enemigo y poniendo como enemigo al varón. Los ideólogos del UFC se blindan como poseedores de la verdad buena y etiquetan como psicópatas, fascistas, ultraderechistas, machistas a esa caterva que erige en única defensora de la mujer, como si los demás no tuviésemos mujeres en nuestra vida cuya defensa nos resulte necesaria e irrenunciable.
Se proclama como abominable la violencia física, psíquica, económica…pero solo si el autor es un hombre. El hombre es abominable por pertenecer al patriarcado, la mujer tiene bula por pertenecer al grupo oprimido ¿No practica la violencia ninguna mujer? ¿Quieren unos cuantos ejemplos? Reitero mi deseo de que todo violador, agresor abusador, practicante de la tortura - que yo he visto muy de cerca- sea castigado duramente. El Código de Belloch, el del 95, modificado por quienes no le llegan ni al tobillo, no absolvía ni era blando con ninguno de estos delitos.
Dos ejemplos: Ábalos y Koldo - presuntamente- son dos golfos que pagaban prostitutas con dinero público. ¿Tienen algún castigo las señoras que reciben ese dinero por la jeta? ¿Las que cobran de empresas públicas sin aparecer por ellas? Hay que castigar fuertemente a los violadores, solos, en manada, con sumisión química… como sea. Escribí un libro llamado “El gato tuerto” en el que hablo de una violación imposible. Me ha ocasionado serios problemas que me la sudan. El autor es un jeta, se prevale de su puesto, le tira los tejos a todo lo que se mueve, pero no es un violador. No hay nada que hacer. La mujer lo denuncia año y medio después de los hechos, unida la denuncia a un contrato finiquitado, y el tío va al trullo. Si fuera un estafador, un narco o hasta un asesino, recibiría un trato distinto, pero como es un violador - insisto en leer la sentencia y ver el voto particular del presidente de la sección- lleva más de la mitad de la condena cumplida con todos los datos a su favor - cuarenta años de cárcel me avalan, no conozco al tío ni ganas que tengo- y ahí está, si permisos, sin tercer grado, ni pollas. ¿Es esto derecho penal del enemigo por razón de lo que lleva entre las piernas, como dice la letrada Guadalupe?
*UFC, o sea Ultra Feminismo Contundente es llamado por algunos feminazismos. No lo he llamado así porque no he querido meter a Hitler por medio. La igualdad ante la ley es sagrada gobierne quien gobierne, aunque sean Otegui y Puigdemont desde el resort de Waterloo