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RAÚL HELLÍN

El alcalde y la fábula del lobo con piel de oveja

Con el pretexto de que no tenemos salón de plenos, ayuntamiento o cualquier excusa que pueda parecer razonable, se evita el contacto directo con los ciudadanos haciendo el pleno telemático

Raúl Hellín, portavoz del PP en Sedaví

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La política local es un reflejo de la relación entre gobernantes y ciudadanos. Y en Sedaví hemos vivido una situación que recuerda a muchas fábulas clásicas. Permitidme evocar la del “Lobo con piel de oveja”, una historia que refleja perfectamente el comportamiento de algunos políticos que, bajo la apariencia de servidores del pueblo, esconden otras intenciones.

El pleno telemático convocado por el alcalde de Sedaví, José Cabanes, a pesar de que muchos concejales estaban en el propio salón de alcaldía, es un claro ejemplo de esta actitud. Con el pretexto de que no tenemos salón de plenos, ayuntamiento o cualquier excusa que pueda parecer razonable, se evita el contacto directo con los ciudadanos haciendo el pleno telemático desde el propio ayuntamiento que “¿no existe?”. ¿La verdadera motivación? Parece ser el miedo a lo que los vecinos puedan decir y a la responsabilidad de enfrentarse a sus demandas cara a cara.

Como el lobo disfrazado de oveja, el alcalde y su equipo intentan presentarse como transparentes y comprometidos, organizando un pleno “para todos”. Pero, en realidad, se esconden detrás de una pantalla, lejos del alcance directo de las críticas y de las preguntas incómodas. Diversos espacios municipales, que podían haber albergado el pleno, permanecen vacíos mientras la pantomima telemática continúa.

Esta situación no es solo un síntoma de falta de valentía política; es una falta de respeto al pueblo. La democracia se construye en el diálogo directo, en la exposición abierta de ideas y en la capacidad de los ciudadanos de interpelar a sus representantes sin barreras tecnológicas ni artificiales. Un pleno telemático, cuando no es hola buenos días Paco, qué tal todo estrictamente necesario, es un pleno que cierra puertas y silencia voces.

En la fábula, el lobo acaba desenmascarado y castigado por su hipocresía. En una democracia, también llega el momento en que los ciudadanos, cansados de disfraces, exigen liderazgo real y proyectos que no se oculten tras pantallas. El alcalde debería reflexionar: gobernar es escuchar, incluso cuando la verdad resulta incómoda. Y la ciudadanía de Sedaví merece políticos que se presenten tal como son, sin disfraces ni escapatorias.

El lobo puede esconderse bajo la piel de oveja, pero el rugido del pueblo siempre acaba descubriendo la verdad.

Raúl Hellín

Portavoz del PP de Sedaví

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