La bissara es un plato que refleja la riqueza de la comida marroquí. Especialmente popular durante los meses de invierno, es un plato que se presta a disfrutar en familia con cuchara en mano y una rodaja de pan para mojar en la sopa.
Hay muchas recetas de bisarra, que se puede elaborar tanto con habas como con guisantes secos, lo que hace que su color cambie y la encontremos tanto verde como blanca. Nosotros hemos optado por los guisantes, pero la receta no cambia si usáis habas.
La preparación requiere un tiempo de anticipación para ablandar los guisantes o las habas de 4 a 8 horas la noche anterior, pero es muy sencilla de hacer. Naturalmente sin gluten y vegana, la clave del sabor reside en el equilibrio de las especias. El comino, el pimentón dulce y el ajo, aporta su magia al resultado final.
Lavar los guisantes partidos y dejar en remojo durante al menos 4 horas. Idealmente, toda la noche. Con el correr de las horas se irán hinchando. Al día siguiente, escurrir y colocar en una olla grande con los diente de ajo y el agua para cubrir los guisantes.
Llevar a ebullición y una vez que hierva, reducir el fuego y deja cocinar a fuego lento durante aproximadamente 45 a 60 minutos o hasta que los guisantes estén tiernos y se deshagan fácilmente.
Una vez cocidas, condimentar con las especias y triturar con una batidora de mano o en una licuadora hasta obtener una crema suave y homogénea. Servir la bissara caliente con unas cucharadas de aceite de oliva virgen extra en la superficie.

Con qué acompañar la bissara
Para completar un menú para la hora del almuerzo o la cena, la bissara se presta para ser acompañada de diversas maneras. El acompañamiento clásico e indispensable es el pan marroquí "khobz", aunque también se puedes optar por otros tipos de pan, como pan de pita o baguette, tostado o fresco. Una ensalada fresca de tomate y pepino o aceitunas marinadas hasta rábanos encurtidos maridan muy bien.
En DAP | Ensalada crujiente marroquí